Votar es una tarea importante que muchas personas todavía no se sienten cómodas realizando desde una computadora, principalmente en tiempos de polarización política. No es difícil entender la razón. La tecnología utilizada en la votación digital es todavía relativamente nueva y aún no se ha ganado la confianza de los votantes. Si los atacantes encontrarán una manera de hackear una elección, los efectos podrían ser devastadores y de gran alcance.

¿Cómo debería funcionar un método de votación confiable?

En cualquier democracia, el método de votación ideal debe alcanzar tres objetivos clave:

1. Prevención del fraude: Garantizar que cada voto sea legítimo.

2. Privacidad: Proteger las elecciones de los votantes de miradas indiscretas.

3. Rentabilidad: Hacer que las elecciones sean asequibles para todos.

“Reforzar la seguridad normalmente disminuye la usabilidad. Sólo piense en cómo es agregar autenticación multifactor (MFA) a sus cuentas en línea: usted sabe que proporciona una capa adicional de seguridad, pero debe superar algunos obstáculos para acceder a sus cuentas”, afirmó Manuel Pavón - DigiCert LATAM Partner Account Manager.

Lo mismo se aplica a las elecciones, donde agregar seguridad adicional significa pasos adicionales (y mayores inversiones financieras). Ésta es una de las principales razones por las que los métodos de votación han tardado en evolucionar.

El método de la vieja escuela y sus desventajas

Algunos expertos en seguridad electoral todavía consideran que las boletas de papel son el estándar de oro para los métodos de votación porque el papel es difícil de piratear.

“Pero hay desventajas. Las boletas de papel son más difíciles de contar y no siempre son accesibles para todos, especialmente para las personas con discapacidades. Una persona con discapacidad visual, por ejemplo, no puede utilizar una papeleta sin ayuda, lo que puede comprometer la seguridad y privacidad de ese voto”, explica Manuel Pavón.

Y aunque emitir votos a mano puede ser el único método de votación realmente “inquebrantable”, las boletas de papel siguen siendo vulnerables si los datos de los votantes y la infraestructura electoral no están adecuadamente protegidos.

¿Se puede confiar en las máquinas de votación?

Las máquinas de votación son una opción popular, especialmente cuando se combinan con un sistema de auditoría en papel. Pero no son inmunes a los defectos. Los hackers de sombrero blanco han demostrado que las máquinas de votación pueden ser manipuladas y no todos los estados requieren un rastro en papel para verificar sus resultados electorales.

En un Estudio de la Universidad de Michigan, los investigadores pudieron alterar los votos en los dispositivos de marcado de papeletas y la gran mayoría de los votantes ni siquiera se dieron cuenta. Menos de la mitad revisó sus boletas y solo el 7% de los votantes alertaron a un trabajador de que algo andaba mal. Lo que este estudio ilustró es la facilidad con la que se puede influir en unas elecciones reñidas mediante la manipulación de sólo un puñado de votos.

Crear un futuro seguro y accesible para la votación

El futuro del voto seguro en Latinoamérica bien puede implicar un enfoque híbrido que aproveche las fortalezas de los métodos digitales y tradicionales. Las posibilidades digitales están evolucionando rápidamente, con tecnologías como inteligencia artificial (IA) que trae nuevas amenazas y soluciones novedosas al panorama electoral.

La tecnología tiene el poder de proporcionar una forma transparente y a prueba de manipulaciones para emitir y contar votos. La IA podría mejorar la autenticación de los votantes, mejorar la detección de fraude y monitorear continuamente las redes en busca de posibles violaciones de seguridad. Los avances en autenticación biométrica tienen el potencial de mejorar la privacidad y la prevención del fraude sin sacrificar la usabilidad.

“A medida que la tecnología evoluciona, la seguridad electoral deberá evolucionar junto con ella para garantizar que cualquiera que asuma un cargo electivo llegue allí de manera justa. Pero los avances más importantes provendrán de una mayor confianza pública en los sistemas de votación digitales. Y podemos llegar allí con medidas de seguridad transparentes y educación continua sobre los diferentes tipos de votación y su susceptibilidad al fraude ``, concluyó Pavón.