Con la mayor demanda de entornos de TI más complejos, enfocarse en la resiliencia y la eficiencia energética de los centros de datos será vital para seguir siendo competitivos en un mercado que exige nuevos servicios. La industria de centros de datos se enfrentó a un aumento en la demanda durante la pandemia de la COVID-19, impulsada por la acelerada adopción de servicios en la nube, la necesidad de entornos de TI más seguros y resistentes, y la transición hacia modelos de teletrabajo.

Gartner estima que el gasto de los sistemas de centros de datos en el mundo alcanzará los $226.000 millones para 2022, un 4.7% más que el año anterior. En general, la inversión en TI a nivel mundial crecerá un 5.1% a lo largo del mismo año, para alcanzar los $4.5 millones de millones.

Latinoamérica experimentó inversiones de $6030 millones en centros de datos, una cifra que alcanzaría los $9110 millones en 2027, de acuerdo con Arizton. Esto se debe en gran parte al crecimiento de la conectividad por fibra, la expansión de los operadores de hiperescala y la alta demanda de centros de datos por parte de las industrias.

Esta compañía de estudio de mercado añade que Brasil, Chile, Colombia, México, Bolivia y Argentina han liderado el sector en los últimos años.

Arizton subraya que los objetivos de los operadores de centros de datos de trabajar con fuentes de energía renovables en sus instalaciones han aumentado considerablemente desde 2020, “con la adquisición de modernas soluciones de infraestructura y energías renovables para alimentar las operaciones”.

Además de reducir las emisiones de CO2, la eficiencia energética de los centros de datos en el mundo pospandémico se ha convertido en una cuestión de competitividad en el mercado. De acuerdo con Deloitte, los precios económicos basados en ahorros energéticos representan una oportunidad para optimizar los presupuestos y facilitar la continua migración de las plataformas de TI hacia la nube pública y privada en un ecosistema seguro.


La transformación para un mundo pospandémico


La industria ya se encuentra trabajando en la eficiencia energética de los centros de datos, cuyo consumo energético estuvo entre los de 200 y los 250 TWh en 2020 (casi 1% del consumo mundial), según indica la Agencia Internacional de la Energía (IEA).

Algunas organizaciones se encuentran ideando estrategias energéticas que usen una solución digital, la cual ajuste el consumo energético a energías 100% renovables y pueda operar con fuentes renovables las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Estos sistemas energéticos híbridos y distribuidos, los cuales pueden proporcionar energía tanto de CA como de CD, permiten que eventualmente los centros de datos puedan operar libres de emisiones de carbono.

Otra tecnología que mejorará la eficiencia son las baterías de iones de litio, utilizadas para el respaldo. En comparación con las baterías VRLA, estas ocupan un espacio más pequeño, tienen una mayor vida útil y pueden operar a temperaturas más altas, lo cual se traduce en menos energía para el enfriamiento, para una operación óptima.

Vertiv busca innovar con maneras más efectivas y eficientes de soportar la infraestructura crítica digital. Junto con otras seis organizaciones miembros de la Asociación Europea para un Hidrógeno Limpio, Vertiv estará implicada en el desarrollo de una plataforma de celdas de combustible bajas en carbono, la
cual, basada en baterías de iones de litio y unidades de suministro ininterrumpido de energía (UPS), buscará ofrecer fuentes de alimentación primarias para el entorno de centros de datos.

En este escenario de eficiencia, hay 4 elementos que jugarán un papel importante. El primer elemento es el gerenciamiento térmico, necesario para mantener el equipo crítico a temperaturas operativas adecuadas. Con el fin de cumplir con los requisitos de eficiencia, los operadores pueden optar por soluciones como los sistemas economizadores de refrigerante bombeado, los cuales permiten operaciones eficientes sin sistemas de enfriamiento por inmersión en líquido o agua, que pueden escalarse fácilmente y enfriar eficientemente las aplicaciones de alta densidad, sin necesidad de ventiladores ni disipadores de calor.

El segundo elemento es la gestión energética por medio de UPS de alta eficiencia. Estas unidades no solo permiten reducir el consumo energético, sino que también contribuyen a reducir los gastos energéticos excesivos y maximizar los ahorros de costos operativos en la factura energética. Actualmente, existe una tendencia en aumento en lo relacionado con las tecnologías que buscan una alta eficiencia. Los modernos sistemas UPS de doble conversión en línea operan con una eficiencia energética máxima del 97%, mientras que los sistemas predecesores alcanzaban niveles del 93%. Esto implica una reducción de más del 50% en pérdidas de kilovatios y ahorros por encima de los $144.000 en costos energéticos por un periodo de 5 años, según las estimaciones de Vertiv.

Además, la eficiencia de los sistemas UPS depende de un tercer factor: el monitoreo en tiempo real. Los sistemas de monitoreo remoto y los servicios suman eficiencia al controlar el rendimiento del equipo las 24 horas del día, los 7 días de la semana, al ofrecer visibilidad de los sistemas críticos y al permitir una detección temprana y una reacción rápida en caso de anomalías. Además, posibilita la gestión remota y el mantenimiento del equipo.

El mantenimiento es el cuarto elemento en la búsqueda de la eficiencia. El mantenimiento preventivo regular se asegura de que la infraestructura se mantenga altamente disponible. Los estudios de Vertiv han revelado que, en promedio, las unidades UPS que reciben dos mantenimientos preventivos al año tienen un tiempo promedio entre fallos (MTBF) 23 veces mayor que el equipo que no recibe mantenimiento anual. Las rutinas de mantenimiento no solo reducen los cortes eléctricos en los centros de datos, sino que también hacen que su rendimiento y consumo energético sea más eficiente.